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Si eres un apasionado de los atardeceres de sol inolvidables, estás ideando una escapada romántica o te gusta tener las fotografías más originales para subir a tus redes sociales, debes visitar los campos de lavanda de Brihuega en Guadalajara. Ubicada a 90 km de Madrid, esta localidad se consolida como el plan ideal para aquellos que quieren pasar un día por los estrechos carriles perfumados de las plantaciones de lavandas de la Provenza española.

Por otro lado, la capital de la Alcarria se posiciona como un lugar perfecto para recorrer la villa medieval, que en el siglo XVIII era la sede de la Real Fábrica de Paños. Emplazada en el valle donde fluye el Río Tajuña, Brihuega ofrece diversas ofertas para hacer noche en la comarca y gozar así de un recorrido turístico más completo y relajado.

Festival de La Lavanda | turismobrihuega.com

En el caso de querer visitar el pueblo, si partimos desde Madrid, tendremos que tomar la A2. Pasaremos por Guadalajara hasta llegar a la salida 73. En ese tramo, ya veremos en carteles, y por su destacado Castillo, que estamos llegando al poblado de Torija.

Una vez tomada la salida, sólo nos queda recorrer 15 km hasta transitar un camino sinuoso de curvas. Desde ese paisaje visualizaremos la villa de Brihuega. Ahora sí, dentro de la localidad, tendremos del lado derecho a la Guardia Civil, y del lado izquierdo un parque llamado la Alameda.

Más allá del color de los campos florecidos, el pueblo está teñido de lila. Recorriendo sus callecitas de cuento te encontrarás con puertas, ventanas, balcones y mercados coloridos como la flor.

Además, las plazas, calles y exposiciones cuelgan guirnaldas de lavandines. Y no sólo decoran, sino también que venden productos tradicionales como galletas y jabones; ideales para llevar un presente a los seres queridos.

Los campos de espliego de Brihuega

Campos de espliego | turismobrihuega.com

Así como los franceses tienen su Provenza francesa, nosotros tenemos una reliquia natural a menos de una hora de Madrid. Siendo uno de los paseos más atractivos del turismo interno español, en los campos de Brihuega, se siembran aproximadamente unas 10.000 mil hectáreas de lavanda. Convirtiéndonos en unos de los países que genera el 10% de la producción de estas flores en el mundo.

El verdadero nombre de la flor que conocemos como lavanda es espliego. “Lavanda” es la denominación que se le da al aceite esencial que se extrae de la planta. Es en el mes de julio, cuando se produce la floración y todos los sentidos estallan en una fiesta de aromas y sabores. Es de vital importancia saber que no estamos solos, ya que las abejas empiezan a obrar su miel y se encuentran entre los campos. La cosecha de los jardines comienza entre finales de julio o inicios de agosto, cuando las flores pierden su color y se vuelven grises.

Festival de La Lavanda | turismobrihuega.com

Un cita imprescindible en la villa es el Festival de la Lavanda que se realiza desde el año 2015. Para celebrar la floración, los invitados tienen un código de vestimenta: todos deben tener prendas blancas y zapatos cómodos. Además, se estipula una programación de actividades que incluyen clases de cocina, visitas guiadas, vuelos en parapente y globos, finalizando con conciertos de música clásica mientras cae el sol del atardecer. Una experiencia más que mágica.

Entre paños y lavandas

Hace muchos años, el pueblo de la Alcarria, se destacaba por su actividad ganadera-agrícola. Sólo tenía un breve destello industrial al ser la sede de la Real Fábrica de Paños. Después de la Guerra Civil Española, los pobladores comenzaron a abandonar la comarca.

Fue gracias a Andrés Corral, un agricultor del pueblo, que el destino de Brihuega comenzó a resurgir cuando hizo un viaje a la Provenza de Francia y se sorprendió por las enormes plantaciones de espliego. Era el camino que tenían que seguir para que la Villa renazca. De esta manera,  convenció a sus hermanos y a Emilio Valero, un perfumista reconocido en el mundo, de plantar 600 hectáreas de cultivo de lavanda. No sólo desarrollaron los campos sino que también construyeron una industria destiladora de aceite esencial de lavanda. Expertos en el tema dicen que es la mejor fábrica equipada del continente europeo.

Con la creación de la sociedad Intercoba Aromática, los agricultores del cultivo generaron 2 variedades de productos: los relacionados a medicina aromática y cosmética; y aquellos que sirven para decoración y perfumería.

Brihuega, una Villa medieval

Brihuega | turismocastillalamancha.com

Además de los campos de lavanda, Brihuega tiene otros atractivos que la hacen cautivarte. La localidad fue de fundamental importancia en las campañas de la toma de Toledo. Es por ello, que cuenta con una muralla y el castillo de la Peña Bermeja perteneciente al siglo XI.

Dentro del Castillo se puede encontrar uno de los cementerios más bellos del país repleto de tumbas añejas. En el poblado, se observan construcciones medievales por donde sea que mires: la puerta del Juego de Pelo, la puerta de la Cadena, entre otros.

Se la llama el Jardín de la Alcarria porque está anclada en el valle del Río Tajuña, el cual genera desniveles donde se pueden vislumbrar los jardines, los olivares, las huertas y las plantas aromáticas como la salvia, el tomillo, el romero y la lavanda.

Plaza del Coso Brihuela | turismobrihuega.com

Además de ser una villa medieval, también es una villa rica en agua subterránea. Repleta de fuentes como la Blanquina o la de los Doce Caños, no sólo funcionaron como proveedoras de agua potable sino también como lavadero municipal.

Por último, no todo es historia y producción agrícola. En Brihuega se puede visitar el Museo de Miniaturas del Profesor Max, ubicado en el interior del convento franciscano de San José. El ilusionista y periodista nacido en el pueblo del Jardín de la Alcarria, era un ejemplar coleccionista de obras en miniatura. En el museo se expone una cantidad de 65.000 piezas nunca vistas en la que se encuentran por ejemplo la Última Cena pintada en un granito de arroz.

Si eres amante de los buenos atardeceres, de los castillos, de la lavanda y del Profesor Max… ¡Brihuega tiene todo para pasarlo de mil maravillas!