La población oscense de Alquézar se encuentra al este de la provincia, en el llamado Somontano. Es decir, el territorio prepirenaico que se despliega a los pies de la gran cordillera que separa España y Francia. No obstante, no hay que pensar que porque sea una zona de menor altitud que los Pirineos se trata de un paisaje llano. ¡No! Todo lo contrario. La población se ubica en la Sierra de Guara, un paisaje con un encanto especial.
En definitiva, que a la belleza del casco urbano de Alquézar hay que sumarle sus innumerables atractivos del entorno. Todo un conjunto que nadie debería perderse durante un viaje por Huesca y Aragón.
Alquézar mimetizado y natural
Cuando se elaboran las listadas de los pueblos más bonitos de Huesca, de Aragón, e incluso de España, la villa de Alquézar es una habitual. Y lo es por infinitas razones. Desde el preciso instante en que se descubre su núcleo histórico mientras se van salvando las curvas de la revirada carretera que recorre esta zona del Somontano.
Hay que estar atento, porque la magia es que tras una de sus curvas se descubre el caserío apiñado sobre un cerro, y en lo más alto el perfil del Castillo y la Colegiata que se encuentran en el punto álgido de la población. Es como un sorpresa, ya que el color de todos esos edificios están como camuflados en el paisaje. La integración de Alquézar con la belleza de la Sierra de Guara es total y absoluta.
Y esto nos más que el comienzo. Conforme los visitantes se van aproximando al núcleo van distinguiendo más detalles de la arquitectura y pronto se tienen ganas de llegar, ya que confirmar si Alquézar es tan bonito desde lejos como desde cerca.
Qué ver en Alquézar
El turismo no es algo nuevo en Alquézar. Esta villa oscense lleva varias décadas recibiendo visitantes de toda España y de Europa. Unas gentes que llegan atraídos por dos motivos principalmente. El primero es que sus calles empedradas, estrechas, sin línea recta alguna, son una invitación a viajar al pasado, a la Edad Media. Y la segunda razón es gozar de su naturaleza y de la abundante oferta de deportes de aventura que ofrece.
De ese aspecto natural hablaremos un poco más adelantes. Ahora vamos a descubrir el patrimonio histórico y los principales lugares que hay que ver en Alquézar.
Colegiata de Santa María la Mayor
Ya hemos avanzado que en el punto más alto se encuentra la Colegiata, la cual ocupa parte de lo que fue el castillo musulmán que dio origen a Alquézar. De hecho, los castillos árabes se llaman alcázar, y de ahí el topónimo del pueblo.
Merece la pena subir hasta este lugar para disfrutar del arte y la historia. En el interior del templo nos aguardan obras de arte religioso de varios estilos y épocas. Hay capiteles con relieves románicos en el claustro pentagonal, hay pinturas góticas, hay capillas abiertas en el Renacimiento y Barroco, e incluso hay un antiguo Cristo Crucificado del siglo XII hecho en madera, una auténtica joya que ha resistido el paso de los siglos y de los habituales incendios.
Plaza Mayor y alrededores
Otro de los puntos más fotogénicos y atractivos es la plaza Rafael Ayerbe, en el corazón histórico de Alquézar. Es una plaza de formas irregulares, con soportales en su parte baja y fachadas animandas por balacones, aleros y blasones, cada una distinta al resto.
Y desde aquí parten las diferentes calles antiguas, por las que recomendamos caminar sin rumbo para ir viendo las distintas casonas estupendamente conservadas. Las hay más modestas y otras con antiquísimos escudos nobiliarios y también con amuletos protectores propios de las tradiciones de la montaña.
Para saber mucho más de esas costumbres y creencias se puede visitar el Museo Etnológico Casa Fabián. O si se prefiere algo bastante más moderno, también se pueden ir descubriendo ciertas esculturas contemporáneas que se han ido integrando en el paisaje medieval de la villa.
Iglesia parroquial de San Miguel Arcángel
Para acabar con el paseo, recomendamos acercarse a la parte más baja de la población, donde se encuentra el templo parroquial de Alquézar, dedicado a San Miguel Arcángel. Aunque sea una construcción de estilo barroco, la verdad es que no desentona nada con el resto. De hecho, es un punto perfecto para contemplar todo el armonioso conjunto.
El río Vero
Ahora comenzamos a hablar con la perfecta imbricación de la población con su entorno de la Sierra de Guara. Y en esa naturaleza cobra especial protagonismo el río Vero que baña Alquézar. Desde la propia Plaza Rafael Ayerbe se puede emprender un camino de descenso hasta su cauce, el cual discurre encajonado entre grandes roquedos.
Sobre sus aguas y colgando vertiginosamente de las rocas hay una ruta de pasarelas que no deja a nadie indiferente. Sin duda es una de las actividades turísticas más espectaculares en Alquézar, y con cuidado la puede hacer gente de cualquier edad. Eso sí, hay que tener cierta condición física, y sobre todo no sufrir de vértigo, ya que hay algún paso colgado que puede ser estremecedor para aquellos que no estén habituados a este tipo de recorridos.
No obstante, el Vero no solo se disfruta así. Aguas arriba de Alquézar, su cauce todavía es más estrecho, es un barranco. Un lugar conocido y buscado por barranquistas de media Europa. En realidad, toda la Sierra de Guara tiene una oferta de este deporte de aventura alucinante.
Aunque no solo se puede recorrer la sierra bajando por sus barrancos, haciendo rapel y vestido con un traje de neopreno. También hay numerosas rutas en bicicleta y de senderismo. Algunas de ellas nos acercan a la gran riqueza del Parque Cultural del Río Vero, cuyo tesoro principal son las cuevas y abrigos con pinturas rupestres, muchas de ellas catalogadas como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Sin duda, no faltan razones para escaparse a Alquézar para descubrir todos sus encantos. Quien los conoce comprende porque es más que merecida la calificación de perla del Somontano.
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