A estas alturas a todos nos suenan (al menos) los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030, una serie de objetivos inapelables desde un punto de vista teórico pero cuya plasmación práctica conlleva diversos desafíos para todos los sectores, incluido el turismo.
Tal vez por un problema de comunicación y opacidad, la Agenda 2030 despierta recelo y desconfianza en un sector de la población. Pero desde luego que acabar con la pobreza y el hambre y lograr una reducción de las desigualdades son metas indiscutibles. El problema es cómo se consiguen esos objetivos y qué papel pueden tomar en la consecución de estos cada agente social y económico, como la industria turística: ¿puede el turismo contribuir al “final de la pobreza”? Veamos las propuestas.
De la ‘agenda del milenio’ a la agenda 2030
Todo empezó en septiembre de 2000 cuando 189 países miembros de las Naciones Unidas firmaron una alianza mundial que se materializó en el establecimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Sonaba un poco a ciencia ficción y así fue en la práctica.
No se lograron los objetivos, pero se pusieron las bases del siguiente intento detectando las dificultades para su cumplimiento, entre ellas el papel de la sociedad civil y el sector privado: es decir, convencer al mundo entero de que estos objetivos (y las estrategias para conseguirlos) benefician a todos por igual, al menos a largo plazo.
Y el siguiente intento partió de la “agenda Post-2015″ que reunió a “más de 60 entidades y agencias de la familia de Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales”. Las conclusiones de este trabajo se presentaron en la Conferencia de la ONU sobre el Desarrollo Sostenible de 2012 (Rio+20) bajo el lema “el futuro que queremos”, siendo la hoja de ruta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) presentados tres años más tarde: 17 objetivos y 169 metas.
Cómo el turismo puede apoyar los objetivos de desarrollo sostenible
Como sector económico fundamental de nuestra era, el turismo tiene su responsabilidad en la consecución de estos objetivos, destacando los siguientes:
Objetivo 1. El turismo y el fin de la pobreza
Teniendo en cuenta que el sector supone el 10% del PIB mundial, su papel es clave en este objetivo. ¿Cómo puede contribuir?
Potenciando la creación de puestos de trabajo decente que repercutan en el bienestar de la población local, además de impulsar la economía y el desarrollo local, desarrollando medidas para maximizar los beneficios económicos del turismo para la comunidad de acogida y la creación de vínculos estables con la economía local del destino y otras actividades económicas del entorno: es decir lo que demandan todos los destinos turistificados del mundo, desde Maldivas a Canarias.
Objetivo 2. El turismo y el ‘hambre cero’
Una consecuencia de lo anterior a lo que hay que sumar la contribución del sector turístico en economías locales menos desarrolladas a través del estímulo de la productividad agrícola y el comercio local, así como medidas para evitar el desperdicio de los alimentos.
Objetivo 6. El turismo y el agua
El consumo de agua del turismo es uno de los grandes desafíos del sector. Por eso la industria debe liderar una gestión eficiente de los recursos hídricos, limitando su impacto sobre los ecosistemas locales sin olvidar el acceso a agua potable y a servicios de saneamiento a turistas y población local: así la gestión del agua y el saneamiento deben ser integradas como cuestiones claves de la estrategia de negocio turístico.
Objetivo 7. El turismo y la energía
Otro elemento fundamental de la sostenibilidad en el que el sector turístico tiene mucho que decir apostando por desarrollar medidas de eficiencia energética y aumentando el uso de energías renovables en sus operaciones en detrimento de los combustibles fósiles.
Objetivo 8. El turismo y el trabajo ‘decente’
Aunque el término es un tanto subjetivo, podríamos definirlo en negativo: aquel trabajo que no es precario, es decir, que permite al trabajador cubrir sus necesidades básicas con solvencia, sin horas extras no pagadas.
Teniendo en cuenta que el turismo es responsable de la creación de 1 de cada 11 puestos de trabajo en el mundo, debe ser un instrumento clave para conseguir un crecimiento económico inclusivo y sostenible y ofrecer condiciones laborales dignas dentro de toda la cadena de labor.
¿Y cómo lo debe hacer? Desarrollando marcos jurídicos o convenios que garanticen la protección de los derechos laborales, fomentando la conciliación laboral, desarrollando medidas orientadas a la generación de empleo cualificado y promoviendo la modernización, la diversificación y la innovación tecnológica en el sector turístico, entre otras medidas.
Objetivo 12. El turismo y el consumo responsable
La Guía para un turismo sostenible editada por la Red Española para el Desarrollo Sostenible y el Instituto de Turismo Responsable señala que el turismo sostenible debe promocionar un cambio de valores de un turismo basado en el consumo para satisfacer las necesidades, a un turismo experiencial en el que el disfrute se base sobre las relaciones y los productos inmateriales. Suena bien, ¿no? Otra cosa será lograr este objetivo a corto plazo en una industria tan consumista como el turismo y que ese cambio de valores siga manteniendo la rentabilidad al alza.
Objetivos 13, 14 y 15. El turismo y el medio ambiente
Sin duda, la asignatura pendiente del turismo junto a la precariedad laboral y la integración en la comunidad local. La implantación de sistemas para evaluar el impacto ambiental de la actividad turística es un deber del sector para lograr reducir el mismo.
Así pues, el turismo puede (y debe) hacer mucho, no tanto por los ODS o la Agenda 2030 (porque cuando llegue 2030 el mundo seguirá girando y los objetivos seguirán pendientes), sino por el bienestar socioeconómico y el futuro medioambiental del planeta que es, al fin y al cabo, el bienestar de todos.
Más información en la Guía para un turismo sostenible de REDS y en el informe El sector turístico y los objetivos de desarrollo sostenible de la Red Española del Pacto Mundial de Naciones Unidas.
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