Un paraíso natural a una hora de Pamplona que ponía “los pelos de punta” a Hemingway. Y hombre curtido en mil batallas como estaba el escritor de Illinois, hemos de tomarnos en serio sus palabras. Porque la Selva de Irati es uno de los territorios más salvajemente frondosos de la península ibérica, un edén para los buscadores de silencios, duendes y brumas. No te pierdas este viaje recorriendo 8 pueblos para adentrarse en la Selva de Irati.
La Selva de Irati desde el Valle de Salazar
El valle del río Irati se abre entre el monte Ortzanzurieta, el monte Orhi y la Sierra de Abodi, al norte de Navarra y al suroeste del departamento francés de los Pirineos Atlánticos: 20.000 hectáreas que incluyen el segundo hayedo-abetal más grande y mejor conservado de Europa.
Para profundizar en este territorio de bosques, pastos, vacas y pastores —hasta 60.000 cabezas de ganado y 350 pastores trashumantes— podemos optar por el sur a través del valle del Salazar o por el oeste desde el Valle de Aezkoa. Nosotros comenzamos ruta por el sur.
Jaurrieta
Ubicada en la N-140 que recorre el sur de la Selva de Irati, Jaurrieta es nuestra primera visita, a poco más de 70 kilómetros al nordeste de Pamplona. Se trata de uno de los 14 pueblos que conforman el Valle del Salazar en la comarca de Roncal-Salazar.
Con apenas 180 vecinos, Jaurrieta es un pueblo muy apegado a sus tradiciones, como las fiestas en honor a la Virgen Blanca de mediados de agosto. El día de la Virgen, una romería liderada por cuatro jóvenes que portan su figura sube a la ermita ubicada al oeste del pueblo. Cuando acaba la romería, todos los asistentes son invitados a un amarretako —almuerzo— de queso y vino.
Tampoco podemos perdernos, sin tenemos ocasión, el Axuri Beltza, una danza de mujeres que bailan en círculo cantando una canción y vistiendo el traje salacenco, la vestimenta tradicional de la zona.
Ezcároz
A 10 minutos al este de Jaurrieta visitamos Ezcároz, un pueblo ideal para degustar la arquitectura tradicional de sus casas de raigambre pirenaica con los tejados de gran pendiente y la teja plana. Algunas de estas viviendas, las de más solera, muestran portaladas con grandes dovelas y ventanas ajimezadas.
Tampoco debemos perdernos las almadías de Ezcároz, algunas de las cuales se pueden encontrar al otro lado del puente que cruza el río Salazar. Las almadías eran rudimentarias balsas de transporte fluvial que fueron comunes entre los pueblos pirenaicos para mantener contacto con las tierras del sur.
Cuentan que ser almadiero era una profesión de gran riesgo ya que debían salvar los rápidos y los remolinos de los ríos, las presas y los molinos, los puentes y las foces, siempre con el peligro de caer al agua. Durante varios siglos, aproximadamente hasta mediados del XX, el trabajo de los almadieros fue fundamental para la economía del territorio.
Ochagavía
Un poco más al norte llegamos a Ochagavía, uno de los pueblos más populares del Valle de Salazar ya que desde esta localidad de unos 500 habitantes parte la NA-2012 o Carretera de Abodi que conecta con el corazón de la Selva de Irati.
A un paso del pueblo encontramos la ermita de Nuestra Señora de Muskilda, una ermita románica construida en el siglo XII y que fue remodelada en el XVII. Tiene planta rectangular y una singular torre de tejado cónico.
Cuenta la leyenda que la talla de la imagen que hoy podemos ver en su interior fue encontrada por un pastorcillo cuando vio a un toro escarbando bajo un roble. Cada 8 de septiembre, se celebra en este lugar el baile de los danzantes de Muskilda junto al Bobo, el personaje bifronte de ropaje multicolor.
Si seguimos hacia el norte desde Ochagavía por la NA-2012, no tardaremos en llegar al Centro de Acogida de las Casas de Irati, muy cerca de la ermita de Nuestra Señora de las Nieves, el punto neurálgico para senderistas por la Selva de Irati con senderos como el Bosque de Zabaleta, Errekaidorra, Camino Viejo a Koitxa, el Paseo de los Sentidos o la Cascada de Cubo.
Izalzu
Nuestra última parada en este viaje por la Selva de Irati desde el Valle del Salazar es Izalzu, una pequeña aldea de apenas 50 vecinos de la que parte la conocida ruta de Gartxot, un itinerario circular de poco más de 11 kilómetros con un desnivel de 600 metros entre hayedos y abetos ofreciendo espectaculares paisajes pirenaicos.
Si continuamos hacia el nordeste por la carretera de los Valles Orientales de Navarra —la NA-140— llegamos al Centro de montaña Irati-Abodi, desde donde parten nuevos senderos que, en invierno, pueden recorrerse con esquíes y raquetas de nieve.
La Selva de Irati desde el Valle de Aezkoa
El Valle de Aezkoa tiene una superficie aproximada de 200 kilómetros cuadrados y suma 9 municipios: Orbaizeta, Orbara, Hiriberri, Garralda, Aria, Aribe, Garaioa, Abaurrepea y Abaurregaina.
Abaurregaina y Abaurrepea
Si volvemos a la N-140 desde Jaurrieta, pero tomamos rumbo al oeste, nos plantamos en 10 minutos en Abaurrea Alta o Abaurregaina, una localidad de unos 125 habitantes ubicada a más de 1000 metros de altura: de ahí lo de “alta”, siendo la población situada a más altura de toda la región. En Abaurregaina podemos recorrer el jardín y el laberinto de las estelas, el yacimiento arqueológico que ha recuperado más de 30 estelas medievales.
Por su parte, Abaurrepea o Abaurrea Baja es una minúscula aldea de apenas 30 vecinos situada a 850 metros de altura. Dicen de este lugar que es el solar más antiguo de todo el Valle de Aezkoa conservando las ruinas de una casa llamada de la Inquisición en la que se dicen haber visto restos de máquinas de tormento.
Aribe
A 10 minutos al noroeste de Abaurrea Baja, llegamos a Aribe otro pequeño pueblo de 40 vecinos que nos ofrece la faceta más tradicional del valle. De antiguo fue una encrucijada de caminos naturales que comunican los pueblos de la zona, situándose a la orilla del Irati a la menor altura de todos los municipios del Aezkoa: 699 metros de altitud.
Es un pueblo aferrado a sus tradiciones, especialmente al desarrollo ganadero que tanta importancia tiene en toda la comarca. Así mismo, ofrece al viajero un regalo de la naturaleza: un hayedo y robledal de más de 1.000 hectáreas.
Orbaizeta
Dejando Aria y Garralda al oeste e Hiriberri al este llegamos a Orbaizeta tras pasar Orbara, localidad popular por custodiar la Fábrica de Armas, uno de los edificios en ruinas más cautivadores de España. Rodeado de pastos y hayedos, es la puerta natural de la Selva de Irati desde el Valle de Aezkoa.
Y es que a solo 10 minutos al norte de Orbaizeta, pasando la propia Fábrica de Armas, se ubica el Refugio de Azpegi, campo base para conocer varios de los hitos fronterizos más impresionantes del Pirineo navarro.
Un sendero conduce a los crómlech y los dólmenes de Azpegi, que demuestran que estos salvajes parajes ya fueron poblados desde la prehistoria. Cerca de aquí también se encuentra la celebra torre romana de Urkulu, a más de 1.400 metros de altura, a unos metros de la frontera francesa: debió ser construida en torno al 28 a.C. por el procónsul Marco Valerio Mesala Corvino para celebrar la victoria frente a los tarbelos de los Pirineos.
Únete a la conversación