Acampar es una alternativa al alojamiento tradicional que todo viajero debería probar al menos una vez en la vida. Porque ir de camping no se puede comparar a ir de hotel, para lo bueno, y para lo malo. Acampar supone estar en contacto directo con la naturaleza, ver cada noche el cielo estrellado y oír ulular a los búhos del bosque.
Pero también es una actividad exigente que pondrá a prueba tu capacidad para solucionar contratiempos que, en un hotel, con su servicio de habitaciones siempre diligente, nunca tendrás que abordar. A continuación, te proponemos 14 razones por las que debes empezar a ir de camping. ¡Que comience la aventura!
Conecta con la naturaleza
Es la principal razón por la que el camping engancha, por esa conexión directa con la naturaleza que no tienes en otros alojamientos, incluso en casas u hoteles rurales. En un camping tú tienes el control y la responsabilidad sobre tu alojamiento. Es una sensación de libertad que no se puede comparar a otras formas de viajar.
Solo tendrás que salir de tu tienda de campaña, caravana o camper para respirar al aire puro del entorno y brindar con un café a primera hora de la mañana por la belleza incomparable de la naturaleza. Y no, no es lo mismo que desayunar en la terraza de un hotel “con vistas”.
Estrecha vínculos
Dicen que la mejor forma de conocer a alguien es durante un viaje, cuando aflora el verdadero carácter de cada persona. Bueno, pues en un camping eso se multiplica por dos debido a la falta de comodidad y al “roce” constante con tus compañeros de viaje, un roce que llega a ser literal en según qué alojamientos campistas.
Así que el camping es la mejor manera de descubrir y conocer a fondo a tus amigos… o a tu pareja. Y tampoco te lo vamos a pintar todo de rosa: el camping estrecha pero también tensa vínculos. Pero una noche estrellada y una sonata de grillos en si menor distiende (casi) cualquier fricción.
Conoce gente nueva (y singular)
Por regla general, buena parte de las personas que frecuentan los campings son personas extrovertidas siempre con ganas de ayudar al recién llegado. Es posible que algunos sean un “pelín” más extrovertidos de lo que nos gustaría, pero, al fin y al cabo, no son pocos los campings que terminan convirtiéndose en una suerte de comuna en la que compartir arreglos de tubos de escape, barbacoas, partidas de cartas y conversaciones geopolíticas: un lugar ideal para conocer gente nueva, generalmente “sana”, divertida y… un tanto estrafalaria. Vamos, algo que no te encontrarás en el hall de un hotel de 5 estrellas.
Ahorra dinero
De los creadores de “la pandemia es la guerra de nuestra generación” llega “inflación de dos dígitos”, el término del año 2022, y quizás de 2023 y hasta que llegue una nueva “plaga”. La cuestión es tenernos con el corazón en un puño, pero entretenidos, al fin y al cabo.
Pero si el precio de la bolsa pequeña de las patatas Ruffles sabor jamón ha pasado de 0.50 a 0.60 céntimos y ha reducido su peso de 36 a 31 gramos estos últimos días —lo que viene a ser pagar más por menos—, es que lo de la inflación va (muy) en serio y todos quieren sobrevivir… o sacar tajada. Y para que tu hijo entienda porque dejáis los hoteles para iros de camping, le puedes volver a poner de ejemplo por qué debe dejar las patatitas sabor jamón: inflación de dos dígitos, hijo mío.
Instruye a tus hijos
Si realmente el apocalipsis sanitario financiero está a la vuelta de la esquina y tendremos que vivir todos en la naturaleza en plan Unabomber como consecuencia del colapso económico, cuánto antes empecemos, mejor. Y cuanto antes empecemos a enseñar a nuestros hijos a cazar y cultivar cereal y explorar cuevas para pasar la noche, pues mucho mejor.
Bueno, ahora hablando un poco más en serio, el camping es la forma ideal para que los niños se integren en la naturaleza, redescubran las maravillas que hay ahí fuera y se alejen del temido síndrome por déficit de naturaleza cada vez más habitual entre familias urbanitas. Si tu hijo corre despavorido por la calle cuando ve una abeja, necesita una buena dosis de camping, una forma de valorar la sencillez de la vida plena, desconectar de la férrea normativa escolar y aprender a trabajar en equipo, que para colocar los vientos de una tienda siempre se necesita colaboración.
Viaja con tu mascota
Acampar es una buena forma para que tus mascotas viajen contigo con mayor comodidad. Aunque cada vez es más común encontrar destinos y hoteles dog friendly, no es lo mismo irse de viaje por ciudad que estar en la naturaleza. A los perros les encantan los espacios abiertos para correr y jugar. Y siempre que cumplas la normativa específica de cada camping —los hay que no admiten mascotas— tu amigo peludo también tendrá sus vacaciones y su dosis de desconexión del descampado que hay al lado de casa.
Disfruta de la cocina campera
¡Qué es eso de comer la enésima hamburguesa de angus del servicio de habitaciones del hotel! En un camping aprenderás a exprimir al máximo tu ingenio culinario, porque de acampada “menos es más” y si te falta maicena, clavo o azafrán pues habrá que cocinar sin maicena, ni clavo ni azafrán porque la tienda gourmet más cercana se sale del Google Maps. Pero eso sí, cualquier plato que en casa te haría fruncir un poco el ceño, sabe a gloria elaborado en el camping gas.
Hazte un manitas
Si eres de los que llega a un hotel y al comprobar el mando a distancia de la tele llama corriendo a recepción para quejarse airadamente, es que necesitas tu dosis de camping. Y si no sabes lo que es un viento, una llave Allen, ni una brida, es que necesitas tu dosis de camping.
No sabes la cantidad de situaciones en las que tendrás que arreglártelas para solventar un pequeño contratiempo que te puede arruinar las vacaciones. La necesidad afina el ingenio, y en un camping tendrás muchas necesidades que nunca aparecen en el hotel. Y la próxima vez que llegues al hotel arreglaras tú mismo el mando a distancia sin dar la tabarra en recepción y, si te pones, hasta la alcachofa de la ducha.
Huye de la rutina
Si lo que buscas con tus vacaciones es dar un giro de 180 grados a tu rutina, si estás más que harto de las corbatas, los portátiles y las reuniones de los lunes, vente de camping. Es la mejor forma de romper con la rutina habitual de la vida urbana. Tal es el cambio de modo de vida de la ciudad al camping que cuando vuelvas a tu primera reunión en la oficina casi sentirás como el jefe ulula en vez de habla. “¿De qué se ríe, García? ¡Estese atento, hombre! Y por favor, no vuelva a traer el camping gas para preparar el almuerzo, que no está usted en la Sierra de Cebollera”.
Fuera pantallas
Si hay otra razón de peso para llevar a tus hijos a un camping bien perdidito en la montaña es alejarlos una temporada de las pantallas. Y, de paso, alejarte tú también, que nunca viene mal. Porque cuando regreses, no te preocupes, la inflación seguirá donde la dejaste, more or less, y tu serie preferida de Netflix también estará ahí, aunque ya no parecerá tan adictiva.
Imposible aburrirse
Aunque muchos piensan que estar en un camping puede ser aburrido, se equivocan. Por un lado, están las propias actividades de ocio, ya sea senderismo, cicloturismo, visitas al patrimonio natural y cultural del entorno, etc. Y, por otro, las tareas propias del camping: limpieza, cocina, lavado de ropa, etc. Imposible aburrirse. Otra cosa es que algunas de las tareas no seas divertidísimas, pero uno se acostumbra, y acaba disfrutando hasta de los lavaderos públicos.
Ponte nostálgico
Tal vez seas de esas personas que empezaron a ir de camping allá por los años 80 con sus padres, que aprendieron a nadar en un río, “como paisanos”, que echaron sus primeras carreras en la Bicicross de BH y que dieron su primer beso con los ojos muy cerrados en la penumbra de un bosque en luna nueva. Aquellas noches en las que los papás y las mamás se rulaban la bota de vino alrededor de la fogata mientras se cantaban canciones de Nino Bravo, Serrat y los Brincos. 40 años más tarde, los bosques, la luna nueva y los besos siguen donde los dejaste, aunque ahora puedas inmortalizar el momento con un dichoso selfie.
Hazte nómada (digital o no)
El nomadismo (digital) está de moda, y aunque como todo lo que está de moda tiene un puntito (o un puntazo) de postureo y (casi) nadie quiere contar la letra pequeña de ese estilo de vida, el camping te puede servir para foguearte un tiempo en eso de ser nómada digital. No son pocos los que se enganchan y se lanzan posteriormente a la aventura de vivir (y trabajar) viajando… o deciden que con un par de semanitas de camping al año ya está más que bien para nomadear. ¡Ah! Y recuerda que “nómada” y “digital” son dos palabras diferentes, aunque últimamente siempre vengan en ‘pack’, como “prolegómenos del partido”, “aleñados del estadio” o “Sanidad notifica”.
Disfruta de la noche estrellada
Hemos citado 13 buenas razones para empezar a ir de camping, pero hay una que vale por todas las demás: salir de la caravana, de la tienda o del camper, sentarte en una silla y mirar el cielo estrellado, algo que muchas personas, pero muchas, llevan años sin ver, metidos todo el rato en su casa de la gran ciudad. Ya lo dijo Van Gogh, “por mí parte no sé nada con certeza, solo que la noche estrellada me hace soñar”. Lo que faltan son noches estrelladas, lo que faltan son sueños.
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